Los objetos a encarn(a)dos en el cuerpo

Por: Gloria Irina Castañeda

Producto de cartel: El pequeño objeto a.

Presento el producto de mi trabajo del cartel” El pequeño objeto a”, sobre la vertiente del objeto a como lógica encarnada en el cuerpo.  Para ahondar sobre esta noción me valdré de un recorte del testimonio de pase de la psicoanalista María Cristina Giraldo.

El objeto a en la enseñanza de Lacan

El objeto a es uno de los conceptos más importantes de la enseñanza de Lacan, va teniendo diversas funciones según el momento de la teoría en que va operando. En un primer momento, es el nombre de la pérdida como producto de la operación significante sobre la cosa por el efecto de la entrada en el lenguaje, y de ello se desprende una consecuencia lógica, la función del objeto a, no como objeto, sino como función de recuperación del goce, como plus de gozar [1]

En el seminario La angustia [2] es donde el objeto a sufre importantes variaciones, aun cuando siempre está en juego su relación a un vacío que no es falta sino agujero que crea el circuito pulsional en su recorrido por los agujeros del cuerpo. Lacan nos presenta un tratamiento del objeto a que trasciende la lógica formal y pluraliza el objeto a en cinco formas, recortándolo de los orificios del cuerpo; formas del objeto a como pedazos de un cuerpo fragmentado.

Los objetos a

En La angustia, la lista de los objetos a, está hecha de los tres objetos freudianos: el objeto oral, el objeto anal, el objeto fálico y los dos objetos lacanianos: el objeto escópico, y el objeto vocal. En este seminario se ve muy bien, cómo Lacan retoma su enseñanza sobre la función de corte del objeto. A nivel del objeto oral, el corte es efectuado entre el pezón o la punta del seno, y el seno como nutriente. Allí encuentra dos puntos novedosos: agarrado del pezón, como punta del deseo erótico, y agarrado al seno como fuente de sustento, de nutrición. En cuanto al objeto anal, Lacan prefiere su abordaje en la perspectiva del ideal, de la sublimación. El objeto anal funciona como un objeto que se puede separar del Otro, para entregar algo y así acallar la demanda del Otro, pero siempre unido a la figura de un deseo del Otro.  El objeto fálico está tan inserto en el cuerpo en derredor de una fisiología del pene y enlaza su construcción con la naturaleza evanescente de la erección. Es un objeto que no puede ser sin el Otro, el deseo del Otro es ineliminable, y como se depende del deseo del Otro, se puede quedar fácilmente en falta, constituyéndose esto en el punto de angustia [3].

Añadir la voz y la mirada que aparentemente son objetos del Otro, implica una nueva topología. Lacan apoyándose en los trabajos de Winnicott sobre el objeto transicional reconoce que utilizó algunas propiedades de este objeto, planteado como el objeto del que no se sabe si es del sujeto o del Otro [4]. La función del ojo se  privilegia en La angustia, mientras que en el seminario XI, es el objeto mirada el que es destacado como objeto inmanente de la pulsión escópica; en ambos se recrea la mascarada de la imagen que vela el objeto de goce, que se halla como elidido, desaparecido en la visión, de tal manera que el sujeto desconoce, más que nunca lo que él pierde en lo que él cree ser contemplación. El objeto voz se presenta bajo una forma en la que es potencialmente separable de la relación con el Otro.  Lacan pone el ejemplo del Shofar como la remembranza ligada de un sonido del pacto o alianza entre dios y su pueblo.

Termino este trabajo con un recorte del testimonio de Pase de María Cristina Giraldo: La voz opaca[5], sobre los cuales se organizó su programa de goce y los modos de arreglo bajo la forma de su sinthome. Una escena organizará su programa de goce, su madre persiste en darle la sopa, a pesar de que puede hacerlo sola, como lo rechaza la respuesta de la madre es darle con la cuchara en la boca. “Dar con la cuchara en la boca del Otro”, será el axioma de su fantasma, lo real de su pasión por silenciar como la madre. Callar al Otro, cantarle la tabla de la verdad con un arrebato desmedido del cuerpo, para darle consistencia al Otro con ese uso del objeto voz. La solución sinthomatica traerá una nueva relación con el objeto voz, el esguince de voz será su forma de arreglo con la inconsistencia del Otro, cantar sus testimonios con la voz opaca, darán cuenta de la separación de su programa de goce, como otra forma de satisfacción, ya no mortificante, si no como satisfacción vivificante.

Referencias

[1] Miller, J.A., Extimidad: Las transmutaciones del objeto a. Paidós, Buenos Aires, 2010, pp. 257-280

[2] Lacan, J., El Seminario, Libro 10, La angustia. Buenos Aires, Editorial Paidós, 2007, pp. 231-289

[3]Miller, J.A.,” Los objetos a en la experiencia analítica”, https://www.sauval.com/angustia/e-miller.htm

[4] Laurent, E.,” El uno solo”, Freudiana, Revista de la Escuela Lacaniana de Psicoanálisis, Catalunya, Barcelona, N°83, 2018, pp. 73-88

[5] Giraldo, M., “Enseñanzas del Pase, la voz opaca” Bitácora Lacaniana, Revista de Psicoanálisis de la Nueva Escuela LacanianaNEL, Número extraordinario, Grama ediciones, Buenos Aires, abril, 2017, pp. 51-58