TEXTOS PRESENTADOS EN LA SESIÓN DE CIERRE CON PUNTUACIONES DE ALEJANDRO REINOSO (NEL-SANTIAGO)

Por: Gloria Irina Castañeda*
A modo de introducción
A partir del ciclo de estudios de psicoanálisis de la Nel-Cali que versa sobre el tema de «Amores y desamores, me propongo comentar el capítulo VII “La revalorización del amor” del curso de J.-A. Miller El partenaire-síntoma [1], pues me interroga el asunto del amor como un tipo de lazo social que permite enlazar el goce de cada uno, en tanto autista con el campo del Otro. La teoría del lazo social está en Psicología de las masas y análisis del yo [2], donde la identificación se presenta como el enlace afectivo más temprano entre los seres humanos. Sin embargo, en El malestar en la cultura [3] , Freud plantea también, una suerte de dificultad para el lazo social, porque la pulsión es autoerótica, se satisface sola, y es siempre pulsión de muerte, entonces, ¿qué lugar para la cuestión del amor?. Miller en el capítulo VII de este curso nos dice que el amor es una nueva apuesta de lazo con el otro, que devela un paso más allá de sí misma de la pulsión.
El lenguaje como aparato de goce
En este capítulo Miller en su interlocución con Pierre-Gilles Guéguen, revisa nuevamente la cuestión del amor, tomando como referencia principal El Seminario Libro 20 [4], del capítulo V “La otra satisfacción”. El eje de trabajo se sitúa alrededor del descubrimiento lacaniano sobre el lenguaje como aparato de goce. En el capítulo III de este curso: “ el secreto del síntoma”, ya lo había planteado a partir de la matriz del grafo del deseo de Lacan, que explica que cuando se pone en marcha la cadena significante hablada, el dicho del paciente, de manera simultánea se despliega la cadena pulsional que conduce un lugar del Otro; de este modo, Miller puntúa que la pulsión también es una cadena significante, solo que muda y susceptible también de tener su punto de basta y un significado que es el deseo. Algo muy importante a tener en cuenta para la práctica analítica. En esta vía, todas las necesidades del ser que habla están contaminadas por un goce que se encuentra en el nivel mismo de la palabra.
Amor..es
Miller en este trabajo nos recuerda que Lacan parte de la premisa freudiana narcisista del amor, amar es amarse así mismo en la propia imagen que encuentras en el otro, por tanto, se identifica un amor en el plano imaginario. Sin embargo, también se encuentra en Lacan un amor simbólico, que se traduce en “la demanda de amor”. Miller la lee con la referencia lacaniana de que la necesidad debe pasar por el aparato del lenguaje para constituirse como demanda, y cómo ese pasaje por el aparato del lenguaje produce que tanto la necesidad como su satisfacción sean cooptadas, desajustadas, contaminadas y perturbadas definitivamente. De ese modo, sirven a otra satisfacción, una satisfacción que tiene como soporte el lenguaje, el goce. Se trata de una satisfacción que no responde a ninguna necesidad básica, sino de un amor que está en la palabra. De allí en más se abre el camino a la vertiente del deseo, en una frenética búsqueda en el campo del Otro de su ser.
Amor pulsional
Miller nos dice que es a partir del seminario Libro 7[5], La ética del psicoanálisis que Lacan aborda la noción del amor como función de velo a lo real, es decir, el amor como velo de satisfacción del goce pulsional. En esta constelación, por ejemplo, desfilan los goces sacrificiales de algunas místicas desbordadas por el amor al prójimo que están dispuestas a comer los excrementos del enfermo. Se cuestiona si es el amor el que se dirige al Otro hasta en sus desperdicios, más bien se muestra un mayor interés en satisfacer un goce propio por encima de los intereses del otro.
Para concluir: Re-valorización del amor
Miller, elucida la vía de un destino posible del goce hacia el campo del Otro, vía el amor, en contravía del recorrido común que partiría del campo del Otro al goce, lo cual devela un importante cambio de paradigma, que plantea un desafío. Orientado por la enseñanza de Lacan en el seminario Libro 20[6], Miller nos presenta varios esquemas para ubicar el asunto del amor en esta perspectiva, donde la pulsión es entendida como autoerótica [7], por eso, la dibuja como un círculo, como un vector investido de movimiento que se cierra sobre sí mismo
Sabemos que la pulsión en su recorrido encuentra en ella misma su objeto, es decir, su satisfacción, como una boca que se besa a sí misma, no es la boca al servicio de la satisfacción de la demanda de la necesidad, no es la boca que expele palabras. Ello demuestra que no hay Otro a nivel de la pulsión. Surge entonces la pregunta de ¿cómo puede instaurarse una relación con el otro?, ¿cómo conciliar el goce con el sentido. En esta gráfica la doble barra significa una separación fundamental
Miller en este trabajo nos explica cómo aparece el amor en una función inédita, un amor concebido a nivel de lo real de la pulsión, que sorprendentemente se embarca hacia los avatares del deseo, admitiendo de algún modo carecer de algo. Lo complejo de este desarrollo es que el goce en una primera lógica no está en el campo del sentido, solamente empieza a existir bajo la lógica del amor, más exactamente por medio de las palabras de amor, el amor engendra palabras por las que discurre el goce. Miller enfatiza que el goce se produce cuando queda capturado en el circuito de los efectos de sentido. Y agrega que el amor, así revalorizado tiene el poder de romantizar lo que no hay, a partir de la metáfora del amor que supone la ficción de suplir la relación sexual. Es un amor que se dirige al semblante, como lazo que orienta el Uno del goce hacia el Otro, destinado a hacer creer que se puede gozar del Otro y no solo gozarse.Tenemos aquí una estructura que al menos brinda una dignidad al amor opuesta al amor como velo al narcisismo de la pulsión.
*Asociada NEL–Cali, Colombia.
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Referencias bibliográficas
[1] Miller, J.A. (2008). Curso de la orientación lacaniana “El partenaire-síntoma”. Buenos Aires: Editorial Paidós.
[2] Freud, S. (1975). Más allá del principio del placer, Psicología de las masas y análisis del yo. Obras completas, volumen XVIII. Buenos Aires: Amorrortu (Trabajo original publicado en 1920-1922)
[3] Freud, S. (1979). El Malestar en la cultura, obras Completas, Vol. N°, XXI. Buenos Aires: Amorrortu editores (Trabajo original publicado en 1930)
[4] Lacan, J. (1981). El Seminario, Libro 20, Aun. Buenos Aires: Editorial Paidós.
[5] Lacan, J. (1988). El Seminario, Libro 7, La ética del psicoanálisis. Buenos Aires: Editorial Paidós.
[6] Lacan, J. (1981). El Seminario, Libro 20, Aun. Buenos Aires: Editorial Paidós.
[7] Miller, J.A. (2008). Curso de la orientación lacaniana “El partenaire-síntoma”. Buenos Aires: Editorial Paidós.