Del Uno a [lo] Otro de la Escuela

Photo By Peshkova on shutterstock

(texto para la Conversación Política de las II Jornadas de la Nel Cali. 9 de Febrero, 2020)

Por: Mónica P. Larrahondo

Dice Lacan (1972) en el Seminario 20: “no sabemos que es estar vivo a no ser por esto, que un cuerpo es algo que se goza” (p.32), a lo que posteriormente, en el Seminario 23 agrega: no somos un cuerpo sino que tenemos un cuerpo, lo que implica la posibilidad de no tenerlo. Renato Andrade (2019), en un artículo titulado “Escuela Una para el Uno”, retoma la anterior cita de Lacan para decir que no somos una Escuela, sino que tenemos una Escuela. Dice: “No somos una Escuela, porque eso sería la identificación en todas sus direcciones, la masa. Tenemos una Escuela – y desde que la tenemos la podemos perder.” (Andrade, 2019, p. 215)

Considerar la Escuela como un cuerpo que se tiene, es algo que ya Lacan había enunciado explícitamente en su escrito “Exhorto a la Escuela”. Allí Lacan (1969) manifiesta: “la Escuela se presenta como una personal moral, es decir, como cualquier otro cuerpo: sostenido por personas físicas ellas, y bien presentes.” (p. 313) Años después, Miller (2000) afirma que “la escuela es un sujeto”, diferenciándola de las colectividades.

La AMP, mas allá de ser un organismo institucional con sus estatutos legales, es un sujeto conformado por las distintas Escuelas que hacen parte de ella: la ECF en Francia; la ELP en España; la NLS en Europa; la SLP en Italia; la EOL en Argentina; la EBP en Brasil y la NEL en Latinoamérica. Así mismo, a partir del año 2000, en el II Congreso de la AMP en Buenos Aires, se formalizó que cada que cada Uno de sus miembros, con su rasgo distinto y absolutamente singular, hacen parte de ése gran cuerpo que llamamos: la Escuela Una.

Cito un fragmento de lo que figura en la página de la AMP: “La Escuela Una es el nombre de lo que tienen en común sus miembros: sus referentes teóricos, su cuidado por la formación del analista, su estilo en la práctica del psicoanálisis, su doctrina del final de análisis. […] La Escuela Una no es una institución, no tiene ni sede ni estatutos. Es una experiencia sin fronteras y translinguística que pretende mantener viva la orientación lacaniana en el Psicoanálisis”

La NEL, por su parte, es una Escuela federativa compuesta por distintas sedes, delegaciones y grupos asociados. La NEL Cali es, evidentemente, una sede de Escuela, y como sede podría ser considerada un cuerpo que da consistencia al sujeto de la AMP. Sin embargo, es también posible pensar la Nel Cali como “cualquier otro cuerpo: sostenido por personas físicas y bien presentes”. Prueba de ello es que somos una sede conformada por dos miembros y 14 asociados, donde cada Uno habita la Escuela de una manera absolutamente singular. Sin embargo, cabría preguntarse ¿qué tipo de presencia es el que sostiene cada Uno de los miembros y asociados que sostienen el cuerpo de la Nel Cali?, ¿se trata de la presencia de estar ahí?, o, ¿de una presencia que acompaña la formación analítica de cada Uno de sus habitantes?, o, más bien, ¿de una presencia que causa la transferencia de trabajo en cada Uno?

Por el momento, quisiera tan solo retomar la distinción entre ser y tener, no tanto para hacer énfasis en la posibilidad de “perder lo que se tiene”, sino para subrayar los usos que cada Uno hace con lo que se tiene.

¿Qué hace cada Uno con la Escuela que se tiene? La respuesta a esta pregunta es absolutamente singular, y depende del lazo transferencial que cada Uno tiene con su propia experiencia analítica. Sin embargo, conviene recordar que Lacan funda una Escuela de trabajadores decididos en la vía del inconsciente, es decir, en tanto analizantes; y en su “Proposición del 9 de Octubre” menciona claramente la responsabilidad que cada trabajador tiene respecto al progreso de la Escuela. De allí la pregunta inquietante y provocadora de Angelina Harari en las “I Enseñanzas del Pase de la Escuela Una en la NEL”, al preguntarnos ¿Qué Escuela es la que queremos? Pregunta que quisiera hacer resonar en la singularidad de nuestra sede: ¿Qué Escuela es la que queremos en la Nel Cali?, o en otras palabras, ¿Qué Escuela es la que queremos en la Nel Cali para habitar?

Buscando la definición de “habitar” encontré que dicho verbo alude al verbo transitivo de “ocupar un lugar”, así como al verbo intransitivo de “vivir habitualmente”. Y si bien no podemos pretender que cada Uno more eternamente en la sede de la Nel Cali, no es para nada imposible querer que cada Uno ocupe la Escuela para vivirla, para gozarla. Después de todo, y parafraseando a Lacan, no sabemos que es estar vivo a no ser por esto, que el cuerpo de la Escuela es algo que se goza.

Reflexiones finales.

Es un hecho que en cuanto al cuerpo de la Escuela se refiere, cada Uno la habita de manera singular, no solo desde su propio fantasma, sino de su singular manera de gozar. En relación a ello, Andrade (2019) nos recuerda que, efectivamente, “en la Escuela cada uno habla su propia lengua, más precisamente, habita la Escuela y toma la palabra a partir de su síntoma”. (p. 217) De allí que la Escuela Una no remite tanto a la unificación de las Escuelas, al “todos iguales”, sino al Uno que incomoda y nos sustrae de los fenómenos de masa. Es por esta razón que Andrade (2019) afirma que la Escuela Una es la Escuela de lo Otro, entendiendo lo Otro como  aquella alteridad que sirve de relevo para ser, cada tanto, un Otro para sí misma. No obstante, persiste en mi una pregunta similar a la que me he formulado en el Cartel que conformamos para la corporización de estas II Jornadas de la Nel Cali: ¿Cómo es que en cada Uno nace lo Otro de la Escuela?

Lacan (1964), en su “Acto de fundación” menciona la Escuela como “experiencia inaugural” (p. 254), expresión que no solo se refiere al acto fundacional de la Escuela Francesa de Psicoanálisis, sino a la experiencia singular e inédita que cada Uno tiene con ella. La Escuela es, en efecto, una “comunidad de experiencia, cuyo meollo está dado por la experiencia de los practicantes.” (Lacan, 1964) Lo anterior me permite pensar en varios asuntos que hemos conversado en otras ocasiones: primero, lo discutido con Daniel Millas en Octubre de 2019, en relación a que cada Escuela lleva la marca sintomática de su fundación. Esta marca sintomática, implícita a toda “experiencia inaugural”, reaparece cada tanto, se itera. En este sentido, la Escuela, en tanto experiencia inaugural, requiere de la invención y el empuje entre aquellos que la habitan para reeditarse cada vez, y consentir a lo Otro de la buena manera, y con ello causar el deseo que la habita.

Referencias Bibliográficas

ANDRADE, R. (2019) “Escuela Una para el Uno” En: Revista Bitácora Lacaniana Nº 8. Ed. Gramma. Buenos Aires, pp. 215-217

LACAN, J. (1964) “Acta de fundación” En: Lacan, J. (2011) Otros Escritos. Ed. Paidós. Buenos Aires

LACAN, J. (1969) Proposición 9 de Octubre” En: Lacan, J. (2011) Otros Escritos. Ed. Paidós. Buenos Aires

LACAN, J. (1972.73) El Seminario, Libro 20, Aún. Ed. Paidós. Buenos Aires.

LACAN, J. (1975-76) El Seminario, Libro 23, El Sínthome. Ed. Paidós. Buenos Aires.

MILLER, (2000) Teoría de Turin acerca del sujeto de la Escuela. Recopilado en: https://www.wapol.org/es/las_escuelas/TemplateArticulo.asp?intTipoPagina=4&intEdicion=1&intIdiomaPublicacion=1&intArticulo=291&intIdiomaArticulo=1&intPublicacion=10