LA PERMUTACIÓN EN EL CARTEL

Por Jaime Castro

Junio 15 2021

Buenas noches. En esta Noche de carteles vamos a trabajar el tercer punto de la formalización del cartel: 

“Para prevenir el efecto de pegoteo, permutación debe hacerse, en el término fijado de un año, dos como máximo”

«Para la ejecución del trabajo [de la Escuela] adoptaremos el principio de una elaboración sostenida en un pequeño grupo. Cada uno de ellos –tenemos un nombre para designar a esos grupos– se compondrá de tres personas al menos, de cinco como mucho, cuatro es la medida justa. Más una, encargada de la selección, de la discusión y del destino que hay que reservar al trabajo de cada cual.

Después de un cierto tiempo de funcionamiento, a los elementos de un grupo se les propone que permuten en otro»

Jacques Lacan

Lacan en 1964 introduce una forma asociativa inédita para los psicoanalistas, la escuela.  Una forma asociativa que venía a sustituir las sociedades analíticas basadas en el reconocimiento mutuo. 

La escuela fundada por Lacan más bien fue planteada a partir del reconocimiento mutuo de un no saber irreductible S A/, a partir del cual quienes por su deseo pertenecen a ella, son convocados a orientarse en la invención de un saber a transmitir. Se trata de la constatación de la transferencia de trabajo en la escuela. 

Además del análisis y el control, pilares de la formación formalizados por Freud, Lacan privilegió el estudio del psicoanálisis a través del  dispositivo del cartel que compromete una elaboración de saber propia no a solas, sino con otros y en lazo con el Otro de la Escuela teniendo como fundamento que hay un vacío de saber en su centro sobre lo que es El analista.

Lacan le dio una nueva vida al psicoanálisis a partir de concebir el inconsciente como un corte, como algo pulsátil, “ruptura por donde se abre la hiancia de un real imposible de simbolizar” lo cual implica entender el saber como un semblante sobre un agujero.  Este punto es fundamental porque trae consecuencias a nivel de la formación del analista al concebirla como constante, permanente, y al concebir al saber, no como un currículum listo y predeterminado para ser digerido, sino más bien un saber vivo. 

Es así, entonces, que en el cartel no se trata de adquirir un saber predeterminado, listo para ser asimilado, todo lo contrario, es un dispositivo para movilizar y alojar la pregunta de cada uno enlazada a otros con el ánimo de producir una escritura propia.  En otras palabras, el trabajo en el cartel, con la operación de la función del Mäs Uno, lo que pone de presente todo el tiempo es justamente no un saber ligado a una identificación grupal, sino un saber agujereado. 

El agujero en el saber podemos escribirlo como S A/.  Como decíamos antes, este agujero está en el centro de la escuela y corresponde a la no existencia de un universal sobre lo que es el analista.  Lo que existe son singularidades, analistas Uno x Uno.  El pase, dispositivo también inventado por Lacan para dar cuenta del final del análisis, junto con el cartel, y sus puntos de formalización son los mecanismos ideados por Lacan para contrarrestar los efectos de identificación grupal que asedian la experiencia analítica y la experiencia institucional.  

Dentro de los puntos de formalización nos detenemos hoy en la permutación, que consideramos puede tener el estatuto de un principio de la escuela.  La permutación en la escuela se juega en diferentes frentes, permutación de las instancias, permutación en los carteles, permutación en los discursos, el pase mismo implica en sí mismo una permutación de analizante a analista. Incluso podríamos decir que el seminario de Lacan es una constante permutación de Lacan contra Lacan. Ahora bien, una de las características de estas formas de permutación es que sus resultados se comparten con otros, no se quedan en la soledad. 

Si uno de los destinos del grupo es la identificación de los unos con los otros, el pegoteo, la permutación viene al cartel como un mecanismo que fomenta el movimiento.  La permutación en el cartel opera a mi modo de ver tanto en la cotidianidad de las reuniones de trabajo en donde circula la palabra entre los cartelizantes que dan cuenta de sus elaboraciones, como en el tiempo de duración del cartel, del que se espera que sea máximo de dos años, luego de los cuales, se permuta para dar paso a otros carteles, a otras preguntas o a proseguir con una vuelta más sobre las mismas en un trabajo sostenido con otros. 

Pero la permutación también cabe concebirla en relación al deseo de saber, como parte de la elaboración de un cartelizante respecto de la pregunta que lo orienta. Sabemos muy bien que dichas preguntas en muchos casos se transforman, no necesariamente es la misma al entrar al cartel que aquella que se dibuja luego de un tiempo de trabajo.  También permuta la elaboración que el cartelizante va haciendo a partir de su trabajo de elaboración personal y del encuentro con los otros cartelizantes para exponerlo.  En ese sentido se puede hacer equivaler la circulación de la palabra en el cartel como su permutación en el ejercicio mismo de su movimiento para “no dejar caer el psicoanálisis mismo”

No estamos exentos en la formación de caer en cierto automaton, es decir, en la repetición, la inercia y en la identificación grupal. Justamente, me parece que el dispositivo del cartel crea las condiciones de posibilidad para agujerear ese automaton y que algo del orden de la tiché surja por la vía de la pregunta y la elaboración de cada uno. En otras palabras, que surja en relación al saber algo de la contingencia, de lo nuevo, de la sorpresa.  

En esa perspectiva también podemos articular la permutación propia del cartel con el deseo por el psicoanálisis y el deseo de escuela, en la medida que el trabajo en el cartel puede funcionar para algunos cartelizantes, para unos más que para otros, como bisagra con la escuela, que tiene entre sus principios también la permutación como forma de mantener viva la experiencia.  Articulo también permutación con deseo, porque en la elaboración  que se hace desde una enunciación propia se pone en juego, es una apuesta, el deseo de cada uno, un deseo de saber, y particularmente una autorización a darle rienda suelta, en el trabajo con otros, a esa elaboración.  Así, permutación – deseo – autorización se constituyen en un lazo siempre a poner en juego, no resuelto de una vez para siempre, sino que está constantemente poniéndose a prueba tanto en el cartel como en la experiencia de escuela. 

Otra articulación posible de establecer es permutación y transferencia de trabajo.  En términos transferenciales, la vida de grupo se caracteriza por una transferencia imaginaria donde los integrantes de un grupo se identifican con un líder ubicado en el lugar del Ideal del yo para cada uno de los integrantes del grupo.  En la experiencia del cartel, la apuesta es por la transferencia de trabajo, no sin sus resonancias para cada uno con su propia experiencia de análisis, es decir con el trabajo sobre la transferencia en su análisis.  El recurso a la permutación en esa vía contribuye al aflojamiento de las transferencias imaginarias que no son otra cosa que identificaciones imaginarias,  para que puedan ser reemplazadas por transferencias de trabajo que tienen como base, como señalamos antes, el agujero en el saber sobre lo que es El analista.  En ese sentido la transferencia de trabajo pone en relación con Otros, por la vía del deseo de saber, aquello que es del orden de lo más singular de cada cartelizante, la pregunta que le resuena, que le hace pregunta, que lo causa. 

Un último punto respecto de la permutación en el cartel. Lacan introdujo el término permutación en sus puntos de formalización, pero no estableció cómo permutar, es decir no hay La permutación, hay permutaciones.  Esto es interesante porque nada está escrito al respecto, será en la experiencia de cada cartel, orientada por la contingencia como habrá que inventarse las formas de permutación cada vez y no de manera definitiva y de la misma forma para todos los carteles.  En ese sentido, la permutación es sin garantía de un Otro que la regule mediante una reglamentación estándar, está sujeta igualmente a ese Otro inexistente que está en el centro de la escuela.

La experiencia del cartel al permutarse en otras experiencias de cartel da cabida a nuevas preguntas, nuevos tiempos, nuevos espacios, nuevas transferencias de trabajo, y a nuevas experiencias en relación al saber. En ese sentido la permutación va en contravía de la rigidez de las  identificaciones y del saber como saber rígido.  Esta orientación es la que le da su carácter analítico a la permutación, a diferencia de un movimiento que podría pensarse como meramente administrativo de pasar de un cartel a otro. La permutación analítica en el cartel para que perdure  una posición cartelizante.