TERCERA CONVERSACIÓN – «Los psicoanalistas y la cuestión social»

Bogotá, Mayo 13 2021

Desde NEL-Bogotá

«Hay que organizar la ira»
Graffiti en un muro de Cali

RACISMOS CALEÑOS…. O PEOR[1]

Por: Jaime Castro, miembro de la NEL y la AMP

Agradezco al Directorio de la NEL-Bogotá por la invitación a tomar la palabra esta noche para seguir en la conversación que venimos adelantando las tres sedes de la NEL en Colombia, con la participación de algunos amigos de las sedes y algunos colegas de la AMP de otros países de América.

Mientras escribo estas notas veo una publicación en Instagram que muestra la ruptura, en hechos confusos, de la mesa de diálogo que se estaba intentando establecer hoy entre representantes de los diferentes frentes de resistencia y las autoridades locales.

Uno de los significantes que se escucha con frecuencia por estos días es el de “No representación”.  El S1 es un significante que puede llegar a representar a un sujeto para otro significante. Se escucha a algunos sujetos que no se sienten representados por los significantes S1 de los líderes del paro a nivel nacional, lo mismo sucede a nivel local.

En una segunda publicación se felicita de manera irónica al pueblo, es literal, por el retiro del país de una empresa del norte del Cauca que genera 1200 empleos. La imagen está acompañada del anuncio de que el arzobispo de Cali, Monseñor Monsalve, a nombre de los caleños, le pide perdón a la minga indígena, por las afrentas recibidas el fin de semana pasado.  Enseguida viene lo peor cuando leo una serie de comentarios a la publicación, seguramente de feligreses, en donde se afirma no sentirse representados por Monseñor, en los que lo excomulgan, lo declaran persona no grata de la ciudad y lo consideran aliado del demonio.

Cali es conocida como la sucursal del cielo, así en estos días parezca la sucursal del infierno tanto por el alto número de jóvenes muertos, heridos y desaparecidos, por los bloqueos, el desabastecimiento, el vandalismo, como por las impresionantes manifestaciones xenófobas que se están dando no solo entre “los ciudadanos y los indígenas”, como estúpidamente tituló Caracol, mostrando en el titular mismo su discriminación, sino también entre los mismos ciudadanos, entre los mismos jóvenes. 

Cali también es conocida como la capital mundial de la salsa, la capital deportiva de América y una ciudad con una maratón de festivales artísticos maravillosos.  El modo de bailar salsa en Cali tiene como una de sus características su gran  velocidad en los movimientos de los pies, además de sensuales coreografías. La música salsa en sí misma recoge una serie de ritmos  caribeños y africanos que se fueron fusionando hasta dar con los ritmos que hoy conocemos. En los últimos años la salsa se convirtió en Cali en un renglón turístico muy importante en la ciudad. También es conocida la potencia que tuvo y que tiene Cali a nivel de las artes plásticas y el cine en el desarrollo de estos campos en el país. Agregaría también que Cali fue pionera en la propagación del virus del psicoanálisis en Colombia.

Cali es una ciudad de inmigrantes, no solo por la cantidad de extranjeros que viven aqui, enamorados de los caleños y caleñas, de su clima, la salsa, sino también por la gran cantidad de población desplazada de los Departamentos del Cauca, Chocó y Nariño,  fruto de la violencias en el campo y la desprotección del estado.

Tambien en Cali seguimos siendo un escenario muy importante de la economía y el estilo de vida que se deriva del narcotráfico, lo que se conoce como “estilo de vida traqueto”. Por supuesto también somos escenario de la guerrilla y del paramilitarismo.

Lo cierto es que, según las cifras económicas, recientemente en Cali el “índice de pobreza aumentó del 21% al 37% y mientras que en el país el número de pobres aumentó el 20 %, en Cali aumentó el 66%”[1]

Cali, entonces, está compuesta de esta “salsa” con todos estos ingredientes, y seguramente de otros más que se me escapan.

Estamos en una ciudad fragmentada, con fronteras en su interior que marcan territorios y microculturas, una población que se segrega a sí misma en su geografía 

En estos días del reciente paro se develaron algunos significantes del racismo caleño que hacen parte de la naturaleza fragmentada y polarizada  de esta ciudad: indios vs blancos. Indios, forma despectiva para nombrar a los ciudadanos de la Guardia indígena que hizo presencia en la ciudad.  Blancos para nombrar a los ciudadanos de los barrios de más alto estrato socioeconómico que vestidos de blanco también salieron a las calles a reclamar sus derechos. O peor, están los  carros fantasmas que en la noche disparan indiscriminadamente a los jóvenes que están en los bloqueos.

Sabemos por lo que nos enseña el psicoanálisis que el racismo no es solamente por la diferencia de un significante con otro, tampoco se fundamenta en una rivalidad imaginaria. Más allá de esto lo que se juega y que se revela en estos días en la ciudad, es que en la base del racismo está, lo que en el discurso no es lenguaje[2], el goce del Otro. Lo que no se soporta es la proximidad del Otro, en ese punto aparece la intolerancia y el odio al goce del Otro[3].

Yo no creo que en Cali en estos días haya aumentado el racismo, yo creo que se ha develado el racismo que nos constituye. Nuestra ciudad está bastante sectorizada, cada quien en su territorio -¡que no nos mezclemos demasiado, solo de a poquito y sin hacer mucho escándalo!- el problema es cuando nos mezclamos, en este caso actual, a través de las protestas y bloqueos.

Sabemos que el síntoma es una solución.  Si tomamos a la Cali sujeto podemos decir que hemos convivido, naturalizado cierta cultura-narco-paraco-democrática en la ciudad, con ciertos brotes cada tanto.  Hoy en día esta solución sintomática, se ha fracturado, dando lugar a un estallido social, muy complejo de entender,  donde está privilegiada la dimensión del acto, del pasaje al acto. Con muchas desconfianzas de todas las partes, el recurso a la palabra, al diálogo, a los medios simbólicos para sostener el lazo social, están bastante deteriorados, por no decir rotos. 

Es un hecho, hay decenas de jóvenes desaparecidos cuyos cuerpos ya están apareciendo en los ríos, decenas de heridos, muchos de ellos con pérdida de sus ojos,  más de 40 muertos.

Como lo señala Lacan desde muy temprano en su enseñanza, el régimen del padre está caído.  La estatua de Sebastián de Belalcázar se fue al piso, las autoridades locales, departamentales y nacionales, gozan de un creciente desprestigio y cada vez con menos respaldo.   La expresión «no nos representan» es aplicable hoy en día a los S1 de nuestra ciudad y nuestro país.

Al lado de este significante de la No representación, escuchamos también una desconfianza generalizada y una increencia en el Otro. 

En ese contexto, los modos de goce múltiples de la ciudad están al garete. El significante caos, recoge muy bien lo que se vive en muchos momentos en la ciudad. Un ejemplo sencillo, hoy en día muy pocos conductores respetan los semáforos, y el que lo hace se gana los insultos del conductor que está atrás. Las responsabilidades subjetiva y ciudadana están diluidas en el goce y los intereses de cada uno. Por momentos es la lógica de “sálvese quien pueda”.

No quiero desconocer con mis palabras las invenciones de muchos ciudadanos jóvenes y adultos por la vía de la protesta pacífica, y las artes para intentar subvertir el discurso del amo. Pero mientras muchos jóvenes le están apostando al arte como modo de expresión pacífica, no cesan de presentarse actos que buscan entorpecer los intentos de negociación y que pareciera buscan, sin descanso, incendiar a la ciudad y, como idiotas útiles, generar enfrentamientos de los unos contra los otros.

Me pregunto ¿cuáles son los intereses políticos y económicos que pueden estar detrás de lo que parece una estrategia encaminada a propiciar y mantener el caos en la ciudad y en el país?

La ética del bien decir en psicoanálisis apunta a introducir al sujeto, con lo cual esta ética toma una dimensión política.  El sujeto de derecho y el sujeto del psicoanálisis es un sujeto ético, es decir, responsable de lo que dice y de lo que hace. Esto implica, en primer lugar, asumir la responsabilidad de lo que está sucediendo en Colombia, en primer lugar como sujetos éticos y políticos.

El psicoanálisis, lo sabemos muy bien, también tiene su participación en la caída del padre, ha mostrado su falla, su impostura y ha transformado el significante paterno en un plural con carácter de semblante ligado al sentido[4]. La ética del bien decir va más allá del sentido ligado a estos semblantes, apunta al funcionamiento del síntoma, al goce que los sostiene.

¿Reconociendo que por estructura hay un real en tanto imposible de decir, cómo, en las circunstancias en las que estamos, podemos acompañar a otros a un bien decir que los satisfaga, un bien decir frente al real de cada uno, ese imposible de soportar?

Miller[5] nos invita a diferenciar revolución de subversión. Del lado de la revolución se corre siempre el riesgo de instaurar un nuevo amo. Lacan se lo señaló así a los estudiantes en Vincennes después de mayo del 68. La revolución no es un verdadero cambio. Es un cambio de un amo por otro.  Ese es el peligro de que como psicoanalistas actuemos desde nuestra identificaciones a partidos políticos, que no es lo mismo que intervenir en la política para llamar la atención sobre todo aquello que vaya en contra de la singularidad, de la libertad de la palabra, de la vida y de la democracia. 

El riesgo en nuestro país respecto de la perdurabilidad de la democracia es el cambio de un S1 por otro S1, sea de extrema derecha o de extrema izquierda.

Lacan, por su parte, va más allá del padre, y propone no la sustitución de un padre por otro, un S1 por otro S1, sino una subversión que modifique la estructura en sí misma, que dé cabida a lo nuevo. Ese es el valor que tiene a mi juicio el llamado de Miller a ser dócil a los jóvenes, en su pluralidad.

Los jóvenes han sustituido significantes amos tradicionales de la ciudad por otros que al parecer los representan mejor:  en lugar de Sebastián de Belalcázar, un chontaduro.  En lugar de La loma de la cruz, La loma de la dignidad.  En lugar de Puerto rellena,  Puerto resistencia.

Un psicoanálisis busca movilizar al sujeto para que se separe de ciertas identificaciones a los S1 que mortifican su vida, advertidos que no hay un grado cero de desidentificación. De un psicoanálisis se espera que el sujeto pueda introducir una distancia entre sus ideales y sus objetos pulsionales, en otras palabras, que transforme el goce pulsional ligado a esa relación absoluta que se tiende a tener con las identificaciones.  Allí podemos ubicar el racismo estructural de cada sujeto, pues de ese goce no queremos saber, lo queremos segregar en el Otro. A mi juicio, esta separación contribuye, parafraseando a Raquel Cors, a no dejarnos sucumbir por lo peor.

La presencia del objeto, señala Gil Caroz[6], es muy sensible  en el punto de partida del movimiento pulsional ligado a las protestas.  Miller en el texto ¿Cómo rebelarse? destaca que el cuerpo está comprometido. Varios analizantes señalan esta cuestión en estos términos: se pone o no el cuerpo en las protestas, algunos se sienten culpables por no poner el cuerpo como los jóvenes que están en la Primera línea, como si hubiera La única manera de poner el cuerpo.  Se escuchan, entonces, estas formas absolutas que comprometen el cuerpo pero que están ligadas a un ideal, a la lógica de todos igual, todos poner el cuerpo igual.

Miller señala que este fenómeno vivido en el cuerpo  es un brote de algo inesperado con una fuerte presencia del objeto, como en la ira.  Señala Caroz que la revuelta es consecuencia de un encuentro con un imposible de soportar  y está bajo el registro de la emoción, una emoción que no es liberadora y que puede conllevar a que el sujeto se coloque, él mismo en la posición de sacrificio.  En otras palabras, como se señaló en la Segunda conversación del martes pasado, si el joven que está en la manifestación, no construye un discurso, una articulación, se corre el riesgo de caer en el lugar del héroe sacrificado. Obviamente, no es esta la posición de todos. Insistamos en la pluralidad de los jóvenes. Escucho recientemente que muchos frentes de resistencia juvenil se están percatando de la necesidad de una elaboración. Se están planteando, por ejemplo, que “en este momento en la calle es más lo que se pierde que lo que se gana».

Miller agrega que la subversión es más bien a largo plazo, algo distinto a la emocionalidad inicial.  Requiere un conocimiento, implica un esfuerzo de estudiar, que va más allá del impulso.   La cuestión es cómo subvertir ese imposible de soportar para rebelarse frente a los S1 que nos comandan.  Cómo darle la vuelta a ese imposible de soportar para no caer en el engaño de lo mismo, de pasar de un amo por otro, un S1 por otro S1.

Caroz señala que una rebelión a largo plazo, al ser compartida por una comunidad, puede convertirse en un movimiento revolucionario eficaz, en el que prime más el cálculo y no solo la emoción.

Hay que constatar que los jóvenes en Cali a partir de que reconocieron cierta desorganización y descoordinación entre los puntos de bloqueo, avanzan -se puede verificar en sus comunicados- en formas de organización, redes de apoyo, solidaridad, comunicación y proyección. Es en ese sentido que la olla a presión que estalló en Cali, y que de alguna manera sigue estallando,  tiene su reverso en otro símbolo, la olla comunitaria. El primero es símbolo del caos, la inconformidad, la emocionalidad, y la otra es símbolo de solidaridad, organización, coordinación, es símbolo de vida. 

Pero ojo, hay que estar advertidos con Lacan, que la caída del padre puede llevar a la ilusión de la comunidad de hermanos, como dice Eric Laurent «acompañada del hedonismo feliz de una nueva religión del cuerpo»[7].  Agrega Laurent que Lacan arruina un poco la fiesta con una advertencia que es válida pensarla tanto para los grupos de jóvenes de la protesta, como para los otros ciudadanos que también se están agrupando. Cita a Lacan en el seminario XIX O peor: «Cuando regresamos a la raíz del cuerpo, si revalorizamos la palabra hermano, (…) sabed que lo que crece, que aún no hemos visto hasta sus últimas consecuencias, y que se enraíza en el cuerpo, en la fraternidad del cuerpo,  es el racismo»[8].  Más adelante, Laurent señala que no sabemos «lo que es el goce con el que nos podamos orientar. Sólo sabemos rechazar el goce del otro. Por el hecho de mezclarse, Lacan denuncia el doble movimiento del colonialismo y de la voluntad de normalizar el goce del que es desplazado, inmigrado en nombre de su así llamado «bien».  Y cita a Lacan en Televisión[9] «Dejar a ese Otro en su modo de goce, es lo que solo podría hacerse si no le impusiéramos el nuestro, si no lo considerásemos un subdesarrollado. (…)». 

Finalizo con la siguiente idea de Laurent que considero muy potente: «No es el choque de las civilizaciones, sino el choque de los goces. Esos goces múltiples fragmentan el lazo social, de ahí la tentación del llamado a un Dios unificante»[10]. Me parece que este es uno de los grandes riesgos que tenemos hoy en Colombia, el advenimiento a nivel de la política de grupos fundamentalistas, dictatoriales, fascistas.   Ya tenemos indicios:  la formación de nuestros militares en la llamada “revolución molecular disipada»

[1] Texto establecido a partir de la intervención realizada en la Tercera Conversación de las sedes de la NEL en Colombia del 13 de Mayo de 2021 “Los psicoanalistas y la cuestión social” con la participación de Carlos Márquez (NEL- Bogotá), Mario Elkin Ramírez (NEL-Medellín), Jaime Castro (NEL-Cali y Andrés Bralic (NEL-Santiago).


[1] Cifras citadas por el economista y filósofo Mauricio Cabrera, en el programa  “¿Qué está pasando realmente en Cali?” de  “María Jimena Duzán en Vivo”:  https://www.youtube.com/watch?v=5v-OLXjNhUA

[2] Derezesky, Ernesto. Segregación y racismo en Revista Virtualia, Revista digital de la EOL, # 7, Febrero 2008 año VII. Descargado de http://www.revistavirtualia.com/articulos/494/miscelaneas/segregacion-y-racismo

[3] Miller, Jacques-Alain. Extimidad, Los cursos psicoanalíticos de J-A Miller. Buenos Aires, Paidós 2010. p. 53

[4] Caroz, Gil. ¿Por qué la política necesita hoy ser iluminada por el psicoanálisis?

Descargado el 14 de sep de 2020 de http://ampblog2006.blogspot.com/2017/09/por-que-la-politica-necesita-hoy-ser.html

[5] Miller, Jacques-Alain ¿Cómo rebelarse?  “Comment se révolter?”, en La Cause freudienne, nº 75, julio 2010, pp. 212-217. Esta conferencia fue pronunciada el 8 de abril de 2010 en la Universidad popular del quai Branly (París), concebida y animada por Catherine Clément. Esta alocución se inscribe en el marco de un ciclo titulado Apostrofe: ¿Es así cómo viven los hombres? Texto original en francés establecido por Pascal Fari no revisado por el autor.

Descargado de http://espaciorosarinoerinda.blogspot.com/2019/02/como-rebelarse-texto-j-miller.html el 14 de sep de 2020

[6] op.cit.

[7] Laurent, Eric. El racismo 2.0. En Lacan Cotidiano No. 371. Descargado de internet de http://www.psi.uba.ar/academica/carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/practicas_profesionales/805_violencia/material/racismo_laurent.pdf

[8] Lacan, Jacques. El seminario XIX …o peor. Buenos Aires, Paidós: 2012.  p. 231

[9] Lacan, Jacques. Televisión en Otros escritos. Buenos Aires, Paidós, 2012.  p. 560

[10] Laurent, Eric. op. cit.